Estamos en tiempos de barbecho para sembrar los campos que
hemos tenido cubiertos de maleza, analizando y proponiendo alternativas
posibles a un modelo basado en el consumo de petróleo. Es en este marco en el
que tenemos que valorar la situación actual para tener una menor dependencia
del llamado oro negro, y en consecuencia, una mayor autonomía energética, algo
básico en un planteamiento de futuro.
Todos sabemos que cada día consumimos en el mundo algo más
que 80 millones de barriles de petróleo (un barril son 158 litros). En el caso
canario, significa la respetable cifra de 100.000 barriles diarios. Es decir,
el equivalente al doble de lo que produce el manantial de Marcos y Corderos en
San Andrés y Sauces, del que mana más agua en Canarias con unas 1.200
pipas/hora. Por lo tanto, estamos hablando de una factura de 10 millones de
dólares diarios, o lo que es lo mismo, más de 3.000 millones anuales.
Las cifras anteriormente detalladas son de difícil sostenibilidad,
de ahí que tengamos que buscar alternativas, y de hecho, las hay. El Cabildo de
Tenerife creó hace más de 20 años el ITER, un centro de vanguardia de las
energías alternativas en Granadilla, y con posterioridad se ha creado otra
serie de instalaciones fotovoltaicas y eólicas que pueden aliviar esta
situación de dependencia energética. En ese sentido, debemos recordar que el
Gobierno de Canarias ha planteado en numerosas ocasiones alcanzar el 20% de la
demanda de las Islas con energías alternativas -aprovechando el sol y el
viento-, con el objeto de tener una menos dependencia del petróleo.
Sin embargo, los cortacircuitos que ha impuesto Madrid y los
problemas burocráticos locales no han potenciado suficientemente este
importante sector. No olvidemos que el último planteamiento del Gobierno de
Madrid ha sido reducir las ayudas que tenía el kilovatio producido con energías
alternativas, algo que frena la expansión que estaba teniendo el sector en las
Islas. En este marco se ha potenciado una vez más el consumo de energías
fósiles y la fragilidad de nuestros sistemas energéticos, descapitalizando el
sector de las energías alternativas.
En Canarias, tenemos numerosos casos positivos que pudieran
y debieran ser ejemplo de futuro, en los que, sin lugar a dudas, tenemos que
felicitar a los emprendedores que, a pesar de todo, siguen creyendo en la
lógica defensa de este maltratado sector. Valga como ejemplo el caso de una
finca en Buenavista del Norte -la mayor empresa de dicha localidad con algo más
de un centenar de trabajadores- que riega los tomates con aguas desaladas por
la energía de aerogeneradores situados en ella. Situaciones como esta
pudiéramos tener muchas en las Islas para tener una política energética acorde
con los tiempos, ya que está demostrado que las energías alternativas pueden
ser competitivas en todos los aspectos, incluso en el plano económico.
En Canarias estamos desalando más del 50% del agua de
consumo urbano, línea en la que debemos seguir trabajando, ya que esto
significa una menor dependencia del petróleo y de las energías fósiles, al
tiempo que se potencia una tecnología clave para el futuro. Valga como ejemplo
el trabajo realizado en Punta de Teno, donde una desaladora es capaz de generar
90 pipas a la hora y, lo que es más importante, generar cerca de un centenar de
puestos de trabajo, tal y como hemos mencionado anteriormente.
Sin embargo, en este contexto entendemos que no todos están
haciendo la tarea que requieren los actuales tiempos para construir una
sociedad más solidaria, menos dependiente y, sobre todo, más sostenible en el
plano ambiental, en el que la tecnología y los recursos naturales nos hacen más
libres y sostenibles. Hemos de felicitar el trabajo que ha realizado el ITER y
todos aquellos empresarios que han apostado por las energías alternativas,
incluidos los ayuntamientos que están incentivando la instalación de
fotovoltaicas u otras energías alternativas. Por el contrario, debemos lamentar
la actitud que tiene el Ministerio de Industria hacia las energías alternativas
y esperamos que en poco tiempo se corrija, por el bien de todos, este
lamentable error ambiental.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
DIARIO DE AVISOS, 1 de Diciembre 2012