domingo, 25 de julio de 2010

Tierras sin surcos, campo sin campesinos


QUERIDO lector, el pasado lunes, en el Llano del Moro tuvimos un susto, como tantos otros en los últimos años, donde la sabia naturaleza nos dio un toque de atención. No es lógico que las viviendas estén rodeadas de campos abandonados -retamas, zarzas, hinojos o pajonales-, situación que ocurre en lo que llamamos medianías, pero sobre todo en la ladera norte de Tenerife, desde Jardina, Las Barreras hasta el Valle de El Palmar. Estas tierras, antaño de pan sembrar, ahora son balutas y están cargadas de combustible. Y lo que es peor, con miles de viviendas, ocupadas en su mayoría por urbanitas, que tienen el arado, la podona, la hoz, el sacho y el machete como elemento de museo en la decoración de la barbacoa.