QUERIDO lector, el pasado lunes, en el Llano del Moro
tuvimos un susto, como tantos otros en los últimos años, donde la sabia
naturaleza nos dio un toque de atención. No es lógico que las viviendas estén
rodeadas de campos abandonados -retamas, zarzas, hinojos o pajonales-,
situación que ocurre en lo que llamamos medianías, pero sobre todo en la ladera
norte de Tenerife, desde Jardina, Las Barreras hasta el Valle de El Palmar.
Estas tierras, antaño de pan sembrar, ahora son balutas y están cargadas de
combustible. Y lo que es peor, con miles de viviendas, ocupadas en su mayoría
por urbanitas, que tienen el arado, la podona, la hoz, el sacho y el machete
como elemento de museo en la decoración de la barbacoa.
domingo, 25 de julio de 2010
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