domingo, 13 de junio de 2010

Plátanos en la Isla Baja: crisis social y territorial


QUERIDO lector, en una visión de la Isla Baja, el paisaje costero mejor conservado de Tenerife, se ponen de manifiesto cultivos doblemente equilibrados con la naturaleza y ocupación del terruño por parte del hombre, acantilados de La Culata con vegetación natural, costas sin urbanizar, plataneras al aire libre con apenas invernaderos y, lo que no es menos importante, una ocupación humana sin grandes núcleos situada mayoritariamente sobre los conos volcánicos que hacen de lunares del territorio (Montaña de Aregume y Montaña de Taco).
Tampoco debemos olvidar los rincones litorales de Garachico y La Caleta de Interián, el núcleo de Buenavista del Norte, a sotavento de la montaña de Taco, y las atalayas o miradores privilegiados, situados desde La Culata a Tierra del Trigo, para una contemplación en la que en una postal se puede visionar el 20% del territorio platanero de Tenerife -o lo que es lo mismo, el 8% de todos los plátanos de Canarias- en un marco único, que no es la Arcadia feliz, pero que es, sin duda, una de las mejores estampas insulares; situación que no parece que entiendan ni les preocupe en Madrid y Bruselas en los llamados descrestes arancelarios, tanto por el partido del Gobierno como por el principal de la oposición.
Por ello, ante la dura situación que sufrimos, con la bajada de los aranceles y la agresividad de las multinacionales que inundan el mercado peninsular con bananos a costes inferiores a sus ventas en el resto de Europa para desplazar los plátanos de Canarias, es por lo que entendemos en una lectura de paisaje, sociedad y de defensa del mismo.
Veamos algunos datos más. La Isla Baja incrementa de manera significativa la superficie platanera entre los años 60 y 80, manteniendo la situación hasta la actualidad (véase el cuadro):
Cultivo de plátanos en la Isla Baja en hectáreas en los últimos 50 años:
Tema este importante por el esfuerzo que han hecho los agricultores de la Isla Baja para mantenerse ante el boom de la construcción, ya que han apostado por la agricultura, situación que se dio en contados puntos de la Isla a lo largo de este periodo. Es más, apenas han puesto invernaderos, lo que ha costado sangre, sudor y lágrimas de varias generaciones, y es un motivo fundamental para hacer el esfuerzo de mantenerlo, ya que no es de menor valor social, económico y ambiental que otros espacios de la isla como el Monte del Agua, por ejemplo.
Por ello, el que tengamos en dicha comarca el 20% de la superficie y de la producción de plátanos -supera los 30 millones de kilos al año-, y que en estos momentos no cubren los costes de producción, ya que a lo largo del presente año los agricultores han perdido sólo en la Isla Baja unos 7 millones de euros, debe hacernos reflexionar.
Tengamos en cuenta los siguientes datos. La Cooperativa Coisba ha pagado a los agricultores en lo que va de año unos 0,21 euros por kilo, mientras en 2009 superaron los 0,65 euros por kilo. Es decir, hay una diferencia de 0,44 euros por kilo, con la pérdida de poder adquisitivo que eso conlleva. Si tenemos en cuenta que 2009 tampoco fue un gran año, podemos hacernos una idea de cuál es el nivel de descapitalización del sector y cuál es la razón por la que vemos numerosas fincas con un bajo atendimiento dadas las dificultades que tienen los agricultores para atenderlas. A ello se une la falta de compromiso político, tanto en Madrid como en Bruselas, como ya hemos comentado, en donde los acuerdos latinoamericanos y los apoyos que el señor Rajoy hizo al banano en su viaje a Colombia ponen el resto de desmoralización al sector.
Valga como ejemplo el caso de la finca de La Mariana, en Los Silos, en la que hemos tenido varios conatos de incendio dado el abandono de los cultivos y el crecimiento de la vegetación espontánea sin ningún tipo de trabajo de mantenimiento. Es decir, que lo que no es bueno socialmente tampoco lo es ambientalmente.
Por ello, estas líneas se suman a lo que está ocurriendo -semana 23-, en la que una producción de Canarias de 6,5 millones de kilos dejamos aquí (pica) para los barrancos y el ganado unos 740.000 kilos, mientras importan millones de kilos de bananas en la Península y la ministra Espinosa habla de las pretensiones de los agricultores canarios, y los señores del PP no han tenido tiempo para oponerse a los acuerdos firmados recientemente en Madrid con los latinoamericanos.
Querido lector, no conocemos otra medicina para esta enfermedad que el derecho que nos da la Constitución: la movilización para defender el campo, su gente, su paisaje y sus puestos de trabajo que genera esta agricultura. La Isla Baja es una referencia de lo que aún nos queda, pero que estamos en vías de perder para dejar un espacio singular cultivado que se convierta en un territorio ocupado por matorrales locales o plantas alóctonas como el rabo de gato, en un suelo fabricado con sangre, sudor y lágrimas; espacio que ha sido no sólo el trabajo, sino también el sueño de varias generaciones de canarios. Aún estamos a tiempo de salvarlo o tal vez tengamos que dirigirnos a los señores Sarkozy y José Sócrates, que parecen que están más preocupados por los plátanos que los señores que gobiernan y hacen oposición en Madrid. Por encima de las miserias políticas de los partidos, creemos que tenemos que unirnos para defender lo que queda de nuestra agricultura, de nuestro paisaje y, en definitiva, de nuestro medio ambiente.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 13 de Junio 2010