EN UNA LECTURA amplia de lo que ocurre en nuestro
territorio, es bueno que hagamos una reflexión, ya que las actividades
económicas están interrelacionadas. En concreto, al tratar lo que ocurre con el
sector platanero estamos haciendo al mismo tiempo una lectura de la
conservación y mantenimiento de nuestra masa forestal.
Todos sabemos que cuidar
y conservar la superficie forestal de una isla como Tenerife, que tiene más de
un 25% ocupada por los montes, no es sólo labor de los equipos de Medio
Ambiente, sino que afortunadamente nuestros montes los han cuidado a lo largo
de la historia los vecinos de las zonas bajas, ya que la agricultura y el monte
siempre han estado asociadas. En este punto, debemos señalar que en los últimos
años la crisis de las medianías y la importación de fertilizantes nos han
deparado tener una menor dependencia de nuestros montes. Sin embargo, no podemos
obviar que, aún hoy, de las más de 4.000 hectáreas de plátanos que se cultivan
en Tenerife, nuestros agricultores abonan de manera regular con materia
orgánica de nuestros montes algo más de 1.500 hectáreas, lo que significa algo
más de 4.000 camiones de pinocha y un volumen similar de estiércol.
Nuestra agricultura no sólo produce alimentos, sino que
contribuye en gran medida al reciclaje y reutilización tanto de materia
orgánica -como la pinocha- como de la demanda de compost que estamos obteniendo
de dicha materia orgánica al tratar los residuos urbanos, de tal manera que en
los últimos años más de 100.000 toneladas de compost obtenidos en el Complejo
Ambiental de Arico han servido para abonar nuestros campos y, en consecuencia,
no han ido a parar a las montañas de residuos.
Sólo en pinocha se recoge de nuestros montes más de 100.000
m3 al año, o lo que es lo mismo, los pinocheros retiran de nuestros montes un
volumen importante de un combustible que nos crea problemas en los veranos para
los incendios, pues no olvidemos que la pinocha se extrae principalmente de las
proximidades de las vías de comunicación y áreas más pobladas de la Isla, en
las que hay mayor riesgo de incendio.
La retirada de pinocha de los montes demanda varios miles de
jornadas de trabajo y constituye un trabajo de limpieza a coste cero para la
Administración. Es decir, los pinocheros son parte de los jardineros que nos
cuidan los montes, mantienen los caminos abiertos y los accesos a zonas de
pinar, por nombrar algunas actividades, algo que se produce no sólo en
Tenerife, sino también en otras islas.
En este estado de cosas, los que recogen pinocha para camas
de los animales también juegan un papel importante en nuestras medianías y, en
consecuencia, convierten en recurso gran parte de lo que en muchos casos son
combustible para los incendios o residuos -como se le denomina al estiércol en
las zonas urbanas-.
Por todo ello, nuestra agricultura y en particular los
cultivos de plátanos son complementarios del medio ambiente y, por tanto, hace
que durante los veranos tengamos menos peligro de incendios en aquellas zonas
que han sido limpiadas por los pinocheros. Como consecuencia de todo esto,
queremos plantear una vez más que también esta actividad contribuye a generar
puestos de trabajo en la población de las medianías, que, a su vez, hace la
prevención tan importante en la que suele haber una relación directa entre las
personas que viven en las medianías y los cuidados y mantenimiento de los
montes. Es más, ante los incendios, las personas que han convivido con
actividades en los montes como las mencionadas anteriormente se desenvuelven
con acierto, porque, por razones obvias, tienen más dominio del territorio
sobre el que han trabajado.
Es en este marco social y ambiental en el que entendemos que
el problema de los plátanos en Canarias no es sólo de las 10.000 hectáreas que
se cultivan, sino también de una serie de relaciones colaterales entre las que
se incluye mantener limpio de combustible varios miles de hectáreas en las
islas que, de no limpiarse, aumentarían los riesgos para los incendios.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 30 de Mayo 2010