domingo, 31 de mayo de 2009

Algo más que unos euros


EL PRÓXIMO domingo algo más de dos millones de canarios tenemos derecho a las urnas, al igual que unos 400 millones de vecinos comunitarios. Las urnas para los canarios deben representar una manera diferente de acercarnos a la Unión Europea, puesto que una de las bases de la UE ha sido y es la libre circulación de las personas, de los capitales y de los servicios; situación que se cumple en algo más de cuatro millones de kilómetros cuadrados de territorio.

Sin embargo, Canarias, igual que los chipriotas, malteses y los vecinos de Azores y Madeira, así como los alejados territorios de ultramar francés, forman una periferia de una singularidad especial en la que las barreras artificiales puestas por el hombre superadas en esta Europa comunitaria continúan siendo importantes, puesto que las mismas están impuestas por la naturaleza. Es en este marco geográfico en el que hablar de Europa comunitaria ha de atender las necesidades económicas y sociales porque el supuesto libre comercio y circulación de las personas de la UE a nosotros nos aísla por las singularidades descritas anteriormente.
Por ello, en esta llamada aldea global la singularidad de las Islas nos obliga a que las razones territoriales de la geografía nos hagan leer de otra manera los vínculos con la Europa comunitaria y, sobre todo, la manera de entender y de vivir en el territorio insular, más allá de los acuerdos como el de Schengen -que tiene como objetivo finalizar con los controles fronterizos dentro del espacio de la mayoría de los Estados miembros de la Unión y armonizar los controles fronterizos externos-, puesto que el aspecto económico y la libre circulación de las personas ha de tener muy en cuenta la geografía y, en consecuencia, ese planteamiento básico de la UE aquí tiene numerosas dificultades para su aplicación.
De hecho, nuestros puertos y aeropuertos, con esta filosofía, nos han creado más de un dolor de cabeza en la entrada de personas y mercancías que en algunos casos han provocado numerosos problemas sanitarios, sobre todo, por la falta de control fitosanitario por el que han entrado en las Islas numerosas plagas. Por ello, la defensa de las producciones propias para productos ganaderos, agrícolas y pesqueros no son ni pueden ser pretensiones proteccionistas, y más teniendo en cuenta que otras medidas no han resuelto nuestro abastecimiento, como ha ocurrido con el Régimen de Abastecimiento Especial de las Islas (REA) por el que han entrado en las Islas productos que han contribuido al empobrecimiento de nuestras producciones locales.
Así, por ejemplo, las subvenciones al queso de importación o la entrada de papas a precios de saldo a las Islas o productos lácteos han contribuido aún más al empobrecimiento del sector productivo, en particular de nuestra ganadería y agricultura. Así, el abastecimiento local de papas se ha reducido en un 50% desde que entramos en la UE. Es significativo lo que ocurre con nuestros tomates al liberar las importaciones en la Unión Europea y entrar en competencia áreas extracomunitarias, o las ventajas que tienen los tomates continentales ante los costes de lejanía de los tomates canarios; situación que parece que también se va a producir con el descenso de los aranceles del plátano, dadas, entre otras, las presiones de las multinacionales y el supuesto libre cambio de la UE.
Son muchos los temas que hemos de tratar en Bruselas con sensibilidad de un territorio singular y, en consecuencia, no son sólo euros, con la importancia que tienen los recursos económicos, sino otra manera de entender nuestra realidad, que casi nunca se entiende desde el continente lo que nos estamos jugando. Y lo que no es menos importante: los dos partidos mayoritarios están en un debate preelectoral de las próximas elecciones en el que apenas hablan de Europa, de la economía, de la sociedad y, por supuesto, de la problemática de las Islas -les quedan muy lejos-, como desgraciadamente han estado alejados los parlamentarios en estos años en Bruselas.
Necesitamos que esta tierra se oiga en las instituciones europeas de manera contundente, que se trasladen de forma directa, sin escalas, nuestras especificidades, nuestra forma de ser, nuestro territorio, nuestra lejanía, en definitiva, nuestra canariedad. Por todo ello creemos que es oportuno y altamente necesario que una voz comprometida con esta tierra y su problemática nos represente y defienda en Bruselas. En ese marco, entendemos que Claudina Morales, la candidata de Coalición Canaria, no nos defraudará, acercando este alejado territorio al corazón de la Unión Europea.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 31 de Mayo 2009