LOS AÑOS y los hechos nos asocian no sólo al lenguaje y
a las vivencias de tiempos pasados, que no siempre fueron mejores, pues no
olvidemos que entre otras cosas no teníamos campañas electorales ni mucho menos
elecciones. Sin embargo, el pasado domingo las urnas quedaron vacías y los
electores mayoritariamente dejaron de ejercer un derecho que ha costado sangre,
sudor y lágrimas.
Posiblemente tengamos responsabilidades compartidas muchos de
los que estamos en la cosa pública y, sobre todo, los que tienen una mayor
capacidad de comunicar y decidir, tanto en la vida política como en las
campañas electorales. Esto que ahora ocurre es lo que oíamos en mi juventud a
nuestros padres como "falta de fundamento", pues se hizo una campaña
electoral para un parlamento europeo y en muy pocas ocasiones se habló de
Europa, de sus alternativas y, sobre todo, de las posibles soluciones a los
múltiples problemas que tiene nuestra gente.
Creo que hoy, muchos compartimos que la crisis no es sólo
económica y ambiental sino, sobre todo, ética y moral. El
"fundamento" no es una mercancía que se adquiere en los mercados. Por
eso quizás no entraron los votos en las urnas, dado que el lenguaje que se
utilizó en la campaña estaba mayoritariamente devaluado, de tal forma que la
bipolarización entre dos candidatos no se habló para nada de Europa, sino de
rivalidades a nivel del Estado y de posibles referencias a las próximas
elecciones generales, lo que aún alejó más a los ciudadanos del interés y del
valor de estas elecciones para la Unión Europea.
Por ello, al no hablar de los problemas sociales ni del
paro, ni del medio ambiente, ni del cambio climático ni de la sanidad ni de la
educación, ni del peso de los lobbys y multinacionales en la UE, ni del mundo
de las finanzas, etcétera, etcétera, la campaña quedó devaluada y lo que nos
preocupa aún más, posiblemente la UE tendrá un futuro incierto si los
euroescépticos y las multinacionales son los únicos que parece que se están
potenciando en este nuevo marco territorial de 4 millones de kilómetros
cuadrados y algo más de 400 millones de habitantes.
En este marco territorial y económico, parece que lo que se
ha impuesto en los últimos años son los grandes "lobbys" y que el
interés está en la libre circulación de capital y mercancía y que aquellos
aspectos que parecían centrales en el nacimiento de la UE -temas sociales como
pleno empleo o medio ambiente- se debilitan y se potencia la especulación y la
insolidaridad. Así, por ejemplo, en el último año hemos visto cómo el precio
del petróleo ha pasado de 150 dólares por barril a 40, aunque ahora ha vuelto a
subir; los fertilizantes han doblado el precio para nuestros agricultores; el
precio del arroz, maíz y otros cereales ha aumentado desmesuradamente. Todo
esto ocurre sin justificación en aumento de las demandas o disminución de las
producciones.
Lo que parece que está ocurriendo en esta Europa comunitaria
y en el resto de la economía globalizada son operaciones especulativas,
debilitándose la relación que hay entre producción de bienes y distribución
social de la riqueza. Así, por ejemplo, la PAC que maneja gran parte del
presupuesto comunitario con el fin de armonizar una política agraria en todo el
territorio europeo y de autoabastecimiento en alimentos, vemos que una gran
parte de estos recursos no se quedan en el mundo rural y pasan a las
agroindustrias y "lobbys" de la comercialización.
En otro estado de cosas, para Canarias, en la que tenemos el
50 por ciento del territorio protegido, en las últimas negociaciones en
Bruselas se han reducido de manera sensible los recursos para el Medio Ambiente
y, en consecuencia, el territorio que tiene en el marco de la Red Natura 2000
gran parte del mismo se queda con un reducido presupuesto por parte de la UE.
En consecuencia, tendremos más dificultades para gestionar el medio ambiente en
las Islas del que, por otra parte, hasta ahora los eurodiputados canarios no
nos han dado cuenta de sus últimas negociaciones. En este marco social y
geográfico no debemos extrañarnos que los euroescépticos y la apatía sean las
pautas cotidianas y que gran parte de las ideas, ilusiones y sueños de nuestro
pueblo se hayan perdido. Es en este campo, en el que la candidata de Coalición
Canaria, Claudina Morales, ha hecho un gran esfuerzo de comunicación, de
defensa de este territorio periférico en la Unión Europea y, sobre todo, de
entender que la UE ha de jugar un papel social y ambiental en el que la
globalización mundial y comunitaria no puede ser sólo para beneficiar a la gran
banca y las multinacionales. Tenemos que defender medidas proteccionistas para
lo pequeño y lo próximo, es decir, la famosa frase de "respuestas locales
para problemas globales". Por ello, no queremos terminar estas líneas con
una lectura pesimista, sino al contrario, animar a nuestros jóvenes a que
piensen que un futuro mejor es posible y que esa lectura muy arraigada en el
mundo rural canario de "tengan fundamento", tiene mucha actualidad en
los tiempos que vivimos.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 14 de Junio 2009