Querido lector: vivimos en una época en la que hablamos
mucho de economía y separamos aspectos culturales y sociales de la actividad
productiva. Es bueno que reflexionemos sobre ello, porque es totalmente
diferente fabricar tornillos a fabricar leche o cultivar la tierra.
En nuestra
sociedad industrial y urbana, en eso que ahora llamamos sociedades servicio,
está totalmente disociada la cultura y el conocimiento del entorno, cosa que es
básica en agricultura. Porque agricultura también es cultura, es decir, cultura
del medio, tema casi olvidado en esto que llamamos globalización. Por ello en
los últimos años se ha entendido mal el progreso en esta nueva cultura llama
Holliday. Sobre el campo tenemos que hablar muy en serio en los próximos años,
pues uno de los problemas que parece que tiene la humanidad en estos momentos
se relaciona con los alimentos y el medio ambiente. A lo que en el caso canario
se añade los puestos de trabajo. Por ello no sólo tenemos que hablar de turismo
sino que agricultura y cultura del espacio son temas clave en el futuro de esta
tierra. Valga como ejemplo lo que ocurre en la isla de Tenerife. En los años
sesenta de la pasada década, cuando vivíamos en esta Isla menos de 400.000
habitantes, teníamos más de 50.000 vacunos, es decir, un vacuno por cada cinco
habitantes. Hoy apenas tenemos 4.800 bovinos, lo que significa uno por cada 200
habitantes. Valga como referencia que en Cantabria hay una relación de un
bovino por habitante y que en la urbana e industrial Holanda hay tres
habitantes por bovino. Esto significa que en el año que termina hemos importado
más de 500 millones de litros de productos lácteos, esto es, leche, queso,
mantequilla, etc., o, lo que es lo mismo, esto significaría contar en esta
tierra con más de 50.000 vacas de ordeño y una cabaña vacuna para el
mantenimiento de la carne y la leche de más de 150.000 animales. Por ello,
querido lector, hemos de volver al campo en una relación no sólo con el
estómago y el bolsillo sino también con la cultura y el modelo de vida que
precisamos para el futuro de esta tierra. Por ello, de los 6.963 vacunos que
tenían los 54 municipios de la provincia de Santa Cruz de Tenerife en 2010,
vivían en La Laguna y su entorno más del 50%, es decir, en los municipios
próximos a La Laguna y a lo que hemos de incluir la granja de Santa Úrsula. ¿Es
esto una casualidad o hay razones objetivas para que de este modo se produzca
lo referido? Indudablemente, tenemos en Canarias otras zonas ricas en pasto e
historia ganadera, por ejemplo, Los Realejos, La Orotava, Icod de los Vinos,
Garafía, Breña Alta y la zona de Nizdafe de El Hierro, etc. De modo que estas
líneas quieren ser asimismo un reconocimiento a la labor social, cultural y
humana que ha realizado Pedro Molina Ramos, que ha estado estos años al frente
de la Asociación de Ganaderos de Tenerife y que ha potenciado el arrastre y,
por supuesto, ha defendido económica y socialmente a los ganaderos desde la
Cooperativa La Candelaria. A eso han de añadirse las romerías y lo que se
refiere a la dignificación de los ganaderos y de la cultura del campo. En la
que, por supuesto, economía, cultura y medio ambiente no están peleados. Es
aquí a lo que una sociedad más equilibrada, justa y menos dependiente tiene que
mirar, al campo con una nueva aptitud para los tiempos que se presentan. Es más
preferible, en los casos vistos, importar forraje para nuestro ganado que los
más de 200 millones de tetra brik que terminan en nuestros vertederos. La
cuestión es que lo planteado generaría una mayor estabilidad social y ambiental
en esta tierra, lo cual contribuiría a una menor dependencia del exterior, con
lo que ello significa.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
DIARIO DE AVISOS, 31 de Diciembre 2011