En los últimos años se ha declarado gran parte de las
tierras de cultivo de las medianías de Tenerife como bosques potenciales y, en
consecuencia, se han limitado los usos agrarios de los mismos, sobre todo,
impidiendo mejoras que alteren el medio, tanto para actividades agrarias como
ganaderas. Es decir, los usos tradicionales, como movimientos de tierra,
vallado, cuartos de aperos, pistas o estanques, están ahora prohibidos, y con
estos planteamientos parte de los mejores suelos de secano de la isla de
Tenerife quedan limitados a cualquier tipo de mejora para su cultivo. En
consecuencia, los vecinos ven limitados los usos tradicionales que tenían hasta
hace relativamente poco sobre los mismos por una supuesta protección forestal.
Además, para luchar contra los incendios forestales lo mejor
que puede ocurrir en las medianías de Tenerife es que estos suelos estén
labrados y, en consecuencia, limpios de combustible. En ese sentido hay que
recordar que los últimos incendios en nuestra isla han nacido en tierras antaño
cultivadas como Los Campeches, La Hornaca o Agua García, por citar algunos ejemplos.
Veamos otro ejemplo que nos hará entender mejor esta
situación. En lo alto de San Juan de la Rambla hay varios miles de parcelas,
antaño cultivadas de papas, trigo, legumbres o manchón, en las que el Cabildo y
el Ayuntamiento han hecho importantes mejoras -tres pistas con firme de
cemento, un depósito de agua y una red de riego- y que ahora está declarado
como suelo potencialmente forestal. Así, ahora no se puede levantar una valla
para protegerse de los conejos, levantar una pared o un pequeño cuarto de
aperos, ya que eso exige un nivel de papeles y estudios que impide que los
agricultores hagan las lógicas mejoras que los tiempos demandan para cultivar
las tierras. Es decir, una actividad que solo debería tener que ver con el
ayuntamiento la hemos complicado con calificaciones territoriales y otros
documentos que requieren no solo dinero, sino tiempo para su legalización.
Estas barreras burocráticas, unida a la crisis que sufre la
economía, y en particular el sector agrario, hace que los agricultores se
encuentren con más dificultades de las que ya de por sí impone la naturaleza
-viento, sequía, lluvia-, así como con la falta de protección para las
producciones locales con situaciones de "dumping", en las que se
venden las papas de fuera, olvidando la producción propia.
Por ello, el ejemplo que ponemos de San Juan de la Rambla es
expresivo, ya que en el gran incendio de 2007 pudimos hacer una barrera desde
el camino de Los Guancheros para que el fuego no bajara hacia los caseríos de
San José y La Guancha gracias a que dichas tierras estaban cultivadas. En caso
contrario, el fuego hubiese bajado hacia las zonas pobladas con sus
imprevisibles consecuencias. Hemos de felicitar al alcalde del municipio,
Manuel Reyes, por su valentía a la hora de obligar a los vecinos a limpiar la
maleza en las proximidades de los caseríos y también a labrar los suelos de las
medianías altas en las que hoy hay un cultivo de papas bonitas en tierras que
hace unos años eran maleza, zarzales, helecheras y tojos.
Hoy en día, Lomo Hurtado, Llano de las Arvejas, Lomo
Rodrigo, Llano de los Villanos y Tierras de Mesa son de los rincones más bellos
de las medianías de Tenerife, aunque los supuestos protectores de los bosques,
alejados de la realidad social y ambiental, creen que podemos incorporar las
tierras antaño cultivadas a los más del 500 km2 de monte de nuestra isla, que
están convenientemente protegidos.
La mejor herramienta para la defensa del territorio, tanto
desde un punto de vista ambiental como social y económico, es que se cultiven
las medianías y que los agricultores vuelvan a limpiarlas para obtener materia
orgánica para sus cultivos y, en consecuencia, que tengamos una amplia barrera
entre el monte y las zonas pobladas de la isla con tierras cultivadas. Por
ello, no podemos continuar gestionando la isla con estas cargas de ignorancia y
faltas de respeto al hombre del campo. Ni los pinos ni las papas se cuidan
desde un despacho alejado de la naturaleza y de la realidad social de nuestros
campesinos.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 1 de Mayo 2011