ESTA SEMANA hemos asistido a un encuentro de los
máximos mandatarios del mercado del planeta en Londres y, por lo que sabemos,
apenas se ha hablado de los alimentos y de la agricultura, siendo temas
centrales los bancos, la industria del automóvil y, de alguna manera, los
planteamientos de la globalización y si hay o no proteccionismo. Más allá de
cualquier otra consideración, parece claro que la crisis que vivimos en estos
momentos no es sólo económica y de liquidez de las empresas bancarias.
Estamos,
en gran medida, en una crisis de modelo en la que en los últimos años el sector
financiero y la especulación han sido los elementos dominantes, de tal manera
que uno de los temas que se trata en estos momentos es el de la distancia que
hay entre mercancías o bienes producidos y la relación con la moneda, en la
que, entre otras cosas, aparecen los más de 50 paraísos fiscales de los que
unos quieren hablar y otros ni tan siquiera mencionar en la reunión de los
veinte mandatarios de Londres.
Es en este marco en el que queremos poner estas líneas,
puesto que en Canarias tenemos que hablar del sector primario debido al alto
desfase entre lo que producimos y lo que demandamos. Es más, un alto porcentaje
de suelo agrícola está en situación ociosa, mientras, desgraciadamente, tenemos
una población parada sin alternativa posible a corto plazo. Por ello, aunque el
presidente del Gobierno de Canarias habló la pasada semana del sector primario,
creemos que las medidas que hemos de tomar son de profundidad y con carácter
urgente si de verdad queremos tener una cobertura alimenticia ante la situación
internacional de los alimentos y, sobre todo, ante las demandas locales que por
ahora no vemos que se incrementen y, lo que es peor, no vemos razones para que
nuestros jóvenes se incorporen al agro si no cambian una serie de medidas
elementales.
Así, por ejemplo, si vemos la cesta de la compra en nuestras
Islas, observamos que los productos que han bajado de precios son, sobre todo,
del sector primario, y que en estos momentos está existiendo una presión a la
baja en alimentos que hace aún más problemático subsistir a nuestro ya
maltratado sector primario. Valga como referencia que la Unión Europea tiene en
estos momentos una presión a la baja en los precios de la leche, o que aquí le
siguen pagando las papas a los agricultores a poco más de 30 céntimos el kilo y
el litro de leche quieren bajarlo en distintos puntos de la UE a 30 céntimos,
cuando en la actualidad les pagan a los ganaderos unos 48 céntimos. Es en este
marco en el que hemos de saber que los precios y costes de los cereales y los
abonos químicos, que doblaron el precio el año pasado, no han bajado en la
mayoría de los casos; sólo el millo, el trigo y la cebada han vuelto a precios
anteriores a la crisis del año pasado.
Ante esta situación, en Canarias hemos de plantearnos
seriamente cómo apoyar y favorecer al sector primario, sobre todo, por ese
desfase que se produce en las Islas entre producción local y demanda y porque
necesitamos que al sector primario se incorpore parte de una población ahora
ociosa. De lo contrario, podemos encontrarnos con situaciones del modelo cubano
en nuestras ciudades, con gallinas, conejos y cochinos en algunos de nuestros
adosados o situaciones de hurto a nuestros agricultores ante el desfase entre
lo que producimos todos los días y las demandas, puesto que sólo se van a
quedar en el campo producciones para el autoabastecimiento, dado que el
mercado, con estos precios, no crea ningún estímulo, máxime con los márgenes
que tiene la intermediación en las Islas.
De ahí que esta reunión de alto nivel para hablar de los
problemas bancarios puede generar más espejismos que alternativas reales. Así,
por ejemplo, la intervención del Banco de España en la Caja de Castilla La
Mancha significa poner 5.000 euros por habitante de esa región para reflotar
una entidad territorial y económicamente limitada, mientras que estos recursos
puestos en el medio rural para estimular producciones locales pueden generar no
sólo puestos de trabajo, sino también más estabilidad social.
De esta forma, creemos que hay que proteger las producciones
locales sin que eso suene a proteccionismo trasnochado, que como bien defiende
el filántropo y banquero húngaro norteamericano George Soros, ya se está
planteando en el mundo, como ocurre por ejemplo con los dólares que están volviendo
a Estados Unidos, dejando a numerosas empresas creadas en la periferia, o lo
que es lo mismo, empobreciendo aún más los territorios hasta ahora peor
tratados. Es decir, el proteccionismo, aunque no nos guste, se está produciendo
en el planeta, de ahí que defender en Canarias las producciones locales por
temas estratégicos y de supervivencia, bien con apoyos económicos a tal
actividad o con controles fitosanitarios y arancelarios en los puertos, no
tiene por qué crearle ronchas a nadie y es la única manera que tenemos para que
una parte de nuestros jóvenes se acerquen al sector primario y tengamos mejor
cuidado nuestro medio rural y los alimentos que demandan nuestros estómagos.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 5 de Abril 2009