LOS DÍAS 24 Y 30 de diciembre nos han dejado las demandadas
lluvias que benefician a todos los seres vivos de las islas; lluvias que
barrieron el territorio insular desde El Hierro hasta Alegranza, mejorando de
manera significativa las pírricas precipitaciones del año 2008, que sólo eran
comparables a las de 1948 como uno de los años más secos en la reciente
historia de Canarias.
Valga como referencia que en las zonas de reforestación de
Tenerife -Archifira, Lomo Cho Blas, Chajaña, Majada de El Río-, a lo largo de
2008 y hasta el 23 de diciembre no se habían superado los 80 litros por metro
cuadrado, mientras que las precipitaciones del pasado día 30 superaron a todo
lo caído a lo largo del año. Es más, el barranco de Achacay, a la altura de la
carretera del Sur, en la comarca de Agache, superó los 200 litros por metro
cuadrado, mientras que en Vilaflor las precipitaciones de estos dos días
superaron los 175 litros, cuando en todo el año no habían alcanzado los 90.
Por todo ello, la vertiente de sotavento y de poniente de
las islas fue altamente beneficiada por estas lluvias, dado que en los dos
casos entraron del Sur o Suroeste; mientras los barloventos fueron puntos menos
agraciados, tal y como pone de manifiesto que en Aguamansa, en La Orotava,
apenas se registrasen 16 litros por metro cuadrado.
Las consecuencias no pueden ser mejores: agricultura,
vegetación, recarga de los acuíferos, recuperación de los caudales en los
depósitos y embalses, etc. Así, por ejemplo, en Tenerife, la balsa de Trevejo
(Vilaflor) ha recuperado un caudal importante, situación que se repite en
estanques y otras presas de Gran Canaria, La Gomera y La Palma.
Por otra parte, la reforestación que realiza el Cabildo en
los altos de Arico, y que estaba interrumpida por falta del líquido elemento,
reúne en estos momentos condiciones adecuadas para continuar; situación que se
repite también en la finca de Talavera, en Los Silos, y en la finca de La
Siete, en Teno Alto. Ni que decir tiene que numerosos espacios forestales se
estaban secando o estaban en situación de agotamiento de masas forestales ante
la carencia de humedad en el suelo y que el agua caída en estas dos fechas han
sido altamente beneficiosas.
Por ello, entendemos que la visita de estas dos borrascas o
masas de aire húmedo han sido de los acontecimientos más favorables a la
naturaleza ocurridos en los últimos años, puesto que en las zonas de
reforestación y con los datos de los pluviómetros que comenzamos a colocar hace
15 años, en contadas ocasiones se habían registrado lluvias tan copiosas. Es
decir, el premio que no dejó la lotería del pasado 22 de diciembre en Canarias,
lo dejaron las lluvias de los días 24 y 30 de diciembre.
Es en este marco en el que tenemos que felicitarnos ante las
lecturas pesimistas que solemos hacer sobre el cambio climático, la
desertización en Canarias y otros fenómenos adversos que en situaciones como en
la presente incluso se situaba el temporal como que iba a causar graves problemas
a la agricultura con vientos y precipitaciones. Sin embargo, lo que registramos
fueron unas 20 horas de lluvia ininterrumpida, incluso pausada, que ha
beneficiado extraordinariamente a nuestra naturaleza y nuestra economía.
En ese sentido, animo a nuestro mundo rural a acercarse a la
agricultura y al campo con más optimismo, dado que este año hay posibilidades
de recursos hídricos que hasta estas fechas escaseaban o eran de una calidad
pésima. Asimismo, esperamos que en lo que queda de invierno las borrascas nos
sigan visitando y, en consecuencia, mejoren nuestros acuíferos y nuestro
maltratado medio natural.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 4 de Enero 2009