QUERIDO lector, en el Plan Territorial de Residuos de la
Isla de Tenerife aprobado en 2009 el Cabildo tenía la voluntad de legalizar la
mayor parte de las plantas que tienen que ver con los áridos. Sin embargo, un
debate interno de la administración autonómica ha paralizado dicho proceso, ya
que entiende que las piedras y la tierra son un recurso minero y no un residuo.
O lo que es lo mismo, los ha de tratar la Consejería de Industria del Gobierno
de Canarias y no la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo. En este marco de
legalismos y burocracia, tenemos en la ilegalidad casi la totalidad de las
plantas de áridos de la isla de Tenerife. Es decir, estamos ante un problema
burocrático entre administraciones y no en la prioridad de resolver los
problemas de nuestros ciudadanos.
¿Entienden nuestros lectores lo que está ocurriendo?
Nosotros no. Claro que hay que hacer restauración y cuidados ambientales en las
canteras donde se extraen áridos, como Güímar, Tirajana, Erjos, Montaña
Talavera o Montaña de Zonzamas, etc. Sin embargo, con el actual marco teórico
legal, si los áridos son un recurso minero (canteras) o bien residuos haciendo
que los suelos y los malpaíses sean intocables con una máxima protección de
éstos, haría prácticamente imposible hacer ni las sorribas, como ha ocurrido en
las costas sur de Tenerife y La Palma y, por supuesto, los enarenados de
Lanzarote y no digamos de ese rico paisaje de jable entre La Escalona y Agache.
Es decir, el paisaje de La Geria, en Lanzarote, sería
imposible construirlo con el actual marco legal, o incluso las lagunas de
Erjos, que ahora están protegidas por su avifauna, pero que no hace tanto
tiempo fue de donde se extrajo el suelo para el sur de Tenerife. Es más,
tenemos un caso de libro, como es el volcán de Las Arenas Negras (1705), en
Arafo-Güímar. Las lavas que arruinaron gran parte del Valle de Güímar hace sólo
doce generaciones, que incluso secaron el importante manantial del Río, hoy
-trescientos años después-, en los que el hombre ha luchado por la
domesticación de dichas lavas, les hacemos una especie de santuario,
penalizando toda obra que se haga allí. Una parte de las lavas están sin apenas
alteración mientras otra superficie de la colada tiene ocupaciones diversas:
casas, cultivos, polígono industrial, autopista, etc. Sin embargo, con las
leyes actuales le han puesto una sanción de 174.000 euros a un agricultor que
mordió el borde del malpaís en el espacio protegido de Siete Lomas para
construir un estanque y hacer una huerta.
¿Cuáles son los criterios de protección del malpaís? Aquí no
se reconoce las zonas no cubiertas por las lavas -que en La Palma llaman
manchas y en Lanzarote islotes- en las que se realiza parte de estas obras, es
decir, domesticar parte del malpaís para cultivar, cosa habitual y bien vista
en Canarias hasta hace poco. No estamos para teorías esotéricas sobre el
territorio y el uso del mismo, es decir, que Medio Ambiente no puede penalizar
la actividad agraria sobre el territorio.
Es en este marco de situaciones en las que entendemos que
hemos de superar las tensiones entre Administraciones y que a los usos
tradicionales que se vienen haciendo en nuestro territorio (estanques, sorribas,
levantamiento de paredes y usos para cultivar o plantas para el tratamiento de
áridos) hemos de darles viabilidad, haciendo posible la agricultura y el medio
ambiente.
Por ello, estas líneas pretenden acercar al lector a nuestra
realidad, en la que el "no a todo" y la paralización de
"todo" no sólo desacreditan a los que tenemos compromiso con la
gestión pública, sino también crean condiciones para que el furtivismo se
imponga sobre el territorio. Más bien se trata de discusiones estériles entre
Administraciones -si una piedra es un residuo o un recurso minero-. No estamos
para teorías esotéricas sobre el territorio y el uso del mismo, que no sólo
retrasan la solución al problema, sino que generan auténticos atropellos para
nuestra gente.
Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 28 de Noviembre 2010