domingo, 22 de agosto de 2010

Candelaria y los montes


EN EL ARTÍCULO de la pasada semana aconsejábamos un nivel de prudencia ante el verano que tenemos y la presencia de peregrinos por los montes de la Isla. Hoy podemos analizar y comentar la respuesta colectiva de nuestros vecinos ante una fecha tan señalada como la festividad de la Patrona de Canarias.

En primer lugar, se produjo una ola de calor el miércoles 11 y el jueves 12, que fue posiblemente lo que frenó la ida de los peregrinos a Candelaria el jueves por la noche. Sin embargo, el viernes y el sábado, el comportamiento de nuestra gente fue similar o posiblemente más intenso que el de otros años en dicha fecha. Esto debe hacernos reflexionar en voz alta en la comunicación o la no comunicación que tenemos con nuestros vecinos, con la posible devaluación de nuestro lenguaje y, lo que es más preocupante, los problemas de seguridad para las personas que se produjeron el pasado fin de semana.
Tanto en el territorio entre Las Lagunetas e Igueste de Candelaria, como en la bajada de Las Crucitas a Arafo, hubo momentos en la noche en los que en dichos caminos se encontraron más de 1.000 personas en un espacio inaccesible para vehículos ante cualquier accidente y en un territorio cargado de combustible, y en el que aunque quisiéramos, no había manera de socorrer a nuestros peregrinos. En el caso de Igueste y Las Lagunetas no hay acceso rodado en todo el territorio, mientras que en la caldera de Pedro Gil, el acceso rodado es parcial en parte de la misma, a lo que hay que añadir que durante la noche no pueden actuar los helicópteros. En consecuencia, nos encontramos con una población en su mayoría joven, con pocos conocimientos del entorno, en un territorio muy complicado para defendernos ante un posible conato.
Esperábamos que dado las temperaturas de los días 11, 12 y 13 de agosto, los peregrinos fueran más prudentes en los recorridos del día 14. Todo lo contrario de lo que sucedió en realidad, ya que en la noche del sábado 14 bajaron verdaderas riadas humanas. Además, encontramos numerosos peregrinos en las proximidades de un conato que todavía no estaba extinguido (Cruz del Villero-Cueva Labrada) y nos miraban con cara de pocos amigos porque habíamos pedido que no se metieran por los montes y fueran por las carreteras, donde sí podíamos auxiliarlos en caso de un incendio Así, tuvimos que distraer a nuestra gente para el cuidado de los peregrinos y, en consecuencia, tuvimos que pedir ayuda a la Unidad Militar de Emergencia (UME) ante el elevado número de peregrinos que tuvimos en las cumbres de la Isla. Por si fuera todo esto poco, tuvimos la lluvia de estrellas y la visita de numerosos amantes de las Perseidas a nuestros montes, lo que nos obligó a tener varias brigadas de Medio Ambiente retirando toneladas de residuos de las cumbres de la Isla. Nunca prohibimos, siempre aconsejamos y, en consecuencia, estas líneas quieren sembrar otra manera de pensar y actuar para los próximos años.
Es en este espacio donde estas letras quieren sembrar compromiso para los próximos años, pues creemos que los peligros por Candelaria no están en que se nos quemen unos pinos, sino en el riesgo para las personas. Los montes y la naturaleza serán lo que nuestro pueblo quiera que sea. No puede ser una respuesta de unos cuidadores sirvientes de una población poco cívica para atender a sus caprichos. Por ello espero que estas líneas no se tengan que repetir para denunciar el comportamiento poco adecuado para el medio ambiente de esta Isla. El compromiso de los peregrinos con la Patrona de Canarias también debe de serlo con la naturaleza y el medio ambiente.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 22 de Agosto 2010