domingo, 21 de febrero de 2010

Carboneras en Tamadiste



EN LA PRIMERA semana de febrero hemos tenido como referencia los problemas que nos generó la lluvia y que puso en aprieto a numerosos vecinos, en particular, los moradores de las cuencas de los barrancos de Anaga. Creo que es bueno hacer una lectura de lo ocurrido por si podemos corregir las cosas antes de que nos visite la próxima borrasca o tormenta. Es bueno que sepamos que lo ocurrido estos días es habitual en Canarias. No tenemos que hacer mucha memoria para situarnos en casos similares como ocurrió el 31 de marzo de 2002 y con posterioridad en el Delta.

Nos decía don José Cañón en Afur que recordaba a numerosos vecinos haciendo carboneras en la playa de Tamadiste (Barranco de Afur), aprovechando la madera que tiraba el mar, tras unas lluvias en las que los barrancos habían llevado hasta el mismo numerosos árboles de los montes de Anaga.
Ahora los barrancos transportan también coches y numerosos enseres y alguna que otra cosa, situación que se agrava porque cada día somos más los que vivimos en las cuencas de los barrancos y, lo que es peor, con poca o mala memoria. Los campesinos que habitaban en Anaga tenían unas instalaciones pobres, pero generalmente estaban alejadas de los cauces de los barrancos, colgados o sobre la ladera de Igueste de San Andrés, Taborno, Roque Negro, Afur, Las Carboneras y Chinamada.
Sin embargo, la Anaga sur de los últimos años entra en coche por la costa, coloniza el fondo del barranco y, lo que es peor, le incorporamos infraestructuras al litoral, nuevos viarios y ampliación de zonas portuarias en la desembocadura de los barrancos. Es más, en los dos más importantes ponemos delante un puerto, como ocurre con el barranco de Santos y el barranco de Valle Jiménez, con lo que la situación se agrava al prolongar el barranco hacia lo que antes era mar, con un cauce totalmente horizontal y, en consecuencia, sin capacidad para transportar los importantes acarreos que traen los barrancos de las zonas altas y medias. En ese sentido, no hay que olvidar la gran erosión que se produce en las cuencas del Macizo de Anaga.
Tenemos numerosas viviendas en los dos cauces con poco más de un metro, de una marea viva en una pleamar, situación que se agravó el pasado 1 de febrero, ya que se había producido la Luna llena el 30 de enero, reforzando la marea ante la baja presión de la borrasca. Por ello, en algunos momentos el agua de los barrancos no fluía hacia el mar, anegando los entornos como ocurre en las zonas deltaicas ocupadas en el presente por casas y garajes.
En otro estado de cosas, las obras de canalización hechas por el Cabildo después del 31 de marzo de 2002 tuvieron un buen comportamiento en los barrancos de El Cercado de San Andrés, Valle María Jiménez, Cueva Bermeja, Valleseco y Tahodio. Los problemas en Anaga se han producido en las cuencas altas de los barrancos por los cortes en puentes y carreteras sobre el cauce; situación similar a la que se da en el norte de Anaga, sobre todo, en la Cuenca de Taganana y Roque Negro-Afur.
Otro factor nuevo en los barrancos es la vegetación, sobre todo, los cañaverales. Tenemos un nuevo problema en aquellos barrancos que disponen de agua por el crecimiento de los cañaverales, plantas que antaño eran demandadas como forraje para el ganado o para levantar tomateros o usos artesanos. Ahora carecen de interés económico y, en consecuencia, tenemos un serio problema de obstrucción de los cauces de los barrancos, situación que se agrava por el sistema de propiedad en torno a los cauces, unido al rápido crecimiento de los cañaverales en un corto periodo de tiempo que forman represas y, al romperse éstas, forman grandes olas en las cuencas de los barrancos.
La limpieza por parte de la Administración pública se encuentra con numerosas dificultades, tanto de accesos como con los propietarios que lindan con los barrancos, siendo los acarreos de piedras y tierra uno de los mayores activadores de la acción del agua en los cauces, sobre todo, por las represas que forma ante cualquier obstáculo en el cauce. Así, es importante la construcción de azudes potentes para que el agua entre sin sólidos en las cuencas medias de los barrancos, aunque luego tengamos que drenarlos por medios artificiales. Esta sería la situación ideal en el barranco de María Jiménez y el barranco de Santos.
La lección que nos da don José Cañón nos debe hacer reflexionar sobre el futuro y, sobre todo, para los que creen que podemos tener los barrancos barridos como si fueran nuestras calles. Si en épocas en las que la isla estaba deforestada hicimos carboneras en la playa de Tamadiste, la lectura que podemos hacer ahora con la alteración de los cauces y, sobre todo, de puertos y vías en el litoral y en los cauces medios, es que se complica la seguridad de una población que vive en las proximidades de los mismos porque ahora los vecinos no están ubicados en los interfluvios o cuchillos sobre los riscos, cosa que sí ocurría anteriormente.
Hay ejemplos que ponen de manifiesto los riesgos de los barrancos, como es el caso del de María Jiménez a la altura del bar de Pepe Ramos, en el que el cauce tiene más de 14 metros de ancho y una pendiente superior al 10%, y la altura que alcanzó el agua en el mismo el 1 de febrero superó los 4 metros. Por ello, la prolongación de la desembocadura de estos barrancos, bien sea por la construcción de nuevos viarios o de espacios portuarios, crea una complicada situación para las poblaciones existentes en las cuencas bajas de los mismos. De hecho, los defensores de la ampliación de los espacios portuarios en la desembocadura de los barrancos de las laderas sur de Anaga parece que ignoran esta situación.
Con estas líneas queremos reconocer, una vez más, la sabiduría popular de nuestra gente y que las nuevas tecnologías no deben ignorar, como parece que ha ocurrido hasta ahora. Es en ese marco en el que debemos felicitar las palabras de don José Cañón en el fondo del barranco de Afur cuando nos dice que estuvo haciendo carbón en la playa de Tamadiste más de un mes para luego venderlo en Santa Cruz y La Laguna en otro acontecimiento similar ocurrido al 1 de febrero pero hace unos 70 años. Seamos todos un poco más humildes y aprendamos con la cultura popular en cada espacio de nuestro territorio.

Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA
EL DIA, 21 de Febrero 2010